domingo, 11 de septiembre de 2011

En 1924

Un médico llamado François Boisent enumeró, una a una, todas las anomalías físicas y mentales que se producen cuando una persona se enamora. 
Al principio afirmaba Boisent que el enamoramiento tiene numerosas similitudes con procesos gripales: estado febril, dilatacion de pupilas, palpitaciones, sudoración, temperatura alta y disminución de pensamiento periférico.
El mal de amores cursa los primeros días como un catarro, pero a lo bestia, hasta que el paciente se habitua a la presencia de la persona amada. Después, los síntomas en lugar de remitir como sucede en los procesos gripales, se multiplican. El enamorado pierde el apetito, pasa las noches en vela, con gran ansiedad, y se entrega al aislamiento y la soledad. Y aunque el paciente sabe lo que le está pasando, no hay antibiótico ni anti-gripal que lo alivie. La vida sin la persona amada se convierte entonces en un infierno. En función del organismo afectado, su período de recuperación puede ser de unos días, o convertirse en una enfermedad crónica, un desasosiego para toda la vida.

2 comentarios:

LucíaCydonia dijo...

El amor, la peor enfermedad y la mejor de las curas.
Precioso :)

Jose dijo...

El amor es un arma de destuccion masiva no crees? cuando la tenemos a nuestro favor nos hace poderosos imbencibles nada ni nadie nos puede pero cuando se pone en nuestra contra, no mata lentamente sin acabar nunca de hacerlo, y cuando creemos que ya acabado de explotar un dia vuelve a explotar y sientes ese bocado en el alma.......... Besitos niña del nombre bonito. besitos desde el sur infinito