sábado, 19 de marzo de 2011

Y..

Me quedó tanto por decirte.
Me quedé sin decirte que eras quién me hacía sonreír, que te necesitaba tanto o más que al aire, que no podría vivir sin tu sonrisa, sin tus besos, sin verte caminar.
Vi como te alejabas y no fui capaz de detenerte, no te frené, no evité que me dejaras sola, sin aire. No luché lo suficiente, y tú tampoco. ¿Distancia? No, no fue culpa de la distancia, sino del miedo, de la cobardía. Los dos fuimos cobardes, teníamos miedo de que no saliera bien, de hacernos daño. Y no tuvimos valor para sacar adelante lo que de verdad nos importaba, nos perdimos en el miedo y nos dejamos ir, dejamos que todo se acabara ahí, sin intentar si quiera solucionarlo. Y después llegó el arrepentimiento, las ganas de volver, de los besos, de las sonrisas. Las ganas de tenerte...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por eso digo que hay que analizar bien las cosas y pensarla antes de hacerla, porque luego viene el arrepentimiento Jajaja
Me encanta, se podría decir que es una de mis favoritas.
Un besito

Mario dijo...

Maca, cada día escribes mucho mejor. Es increible que de esa pequeña cabecita salgan cosas tan impresionantes como estas. Sigue así.