Las horas muertas al sol, la playa, con gente nueva con quienes crees que la confianza es máxima después de tan sólo unos días. Al regreso, incluso tu casa te parece distinta. Y es que, todo cambia con el paso de los días. Es por eso, por lo que no quiero ver el final del camino.
Porque dejo atrás tantas cosas.. Y ya no son sólo recuerdos, si no también a las personas. Esas que han estado ahí siempre sacándome una sonrisa en clase y haciendo que mi día fuera a mejor, esas personas que son de verdad, esos amigos. Esos que no están a tu lado para preguntarte porqué ríes, si no porqué lloras. Son ellos a los que extrañaré más que nunca.
Siempre están las ganas a lo nuevo y el miedo a crear el pasado, pero en el fondo somos egoístas, ni una cosa ni otra, lo queremos todo. En resumidas cuentas, ya sé porque no quiero que llegué ese final, porque me siento frágil ante la posibilidad de que a la vuelta todo sea diferente, de que la despedida haya sido para siempre.
Pero ante todo, un "hasta luego" y no un "adiós".
2 comentarios:
Me encanta.
En serio, precioso, tienes una capacidad y libertad increíble para escribir; no cuesta leerlo para nada, es fácil, sencillo y muy bonito.
Me gustaría que te pasases por mi blog si no es mucho pedir :)
http://algomasqueunahistoria.blogspot.com/
Nunca hay que decir adiós.
Simplemente, me encanta. Muy sencillo como dicen por aquí y a la vez con mucho sentimiento. Sigue así
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